DERIVADOS

Los derivados financieros son instrumentos cuyo valor se deriva del valor de otro activo subyacente, como acciones, bonos, divisas, commodities, etc. Se utilizan comúnmente para gestionar riesgos, generar exposición a ciertos activos sin tener que poseerlos o especular. Son utilizados como cobertura, por ejemplo un productor de materias primas puede usar contratos de futuros para protegerse contra la volatilidad en los precios de las materias primas que utiliza en su negocio.

También permiten a los inversores obtener exposición a un activo subyacente sin poseerlo, una forma de apalancamiento, por ejemplo comprando una call de una acción x, la inversión inicial es relativamente pequeña, se paga la prima y se tiene el derecho de comprar la acción en la fecha x. Si a la fecha de vencimiento el precio de la acción es mayor al precio pactado, entonces se ejerce el derecho de compra y se obtiene la ganancia entre el precio de mercado y el precio de compra menos la prima. En cambio, si al vencimiento el precio de mercado esta por debajo del precio pactado mas la prima pagada, no se ejerce la opción y la pérdida será solo la prima pagada.

A su vez, los inversores pueden utilizar derivados para especular sobre el movimiento futuro de los precios de los activos subyacentes. Por ejemplo vendiendo una put de una acción x, si el inversor espera que el precio de la acción suba, de esa forma no ejercerán el derecho de venta, el inversor no tendrá que comprar la acción y su ganancia será la prima. Caso contrario, las pérdidas pueden ser muy altas, dado que si el precio cae estará obligado a comprar las acciones al precio pactado (mayor al de mercado), se verá obligado a  “comprar caro”.

En general los riesgos asociados a los derivados para especular son mayores al de los otros activos, ya que la volatilidad es más alta y el potencial de pérdida puede ser mayor que la inversión debido al apalancamiento. Por ese motivo realizar análisis macroeconómico, fundamental y técnico; junto con una gestión de riesgo adecuada, puede ayudar a mitigar la incertidumbre y a tomar decisiones de inversión más alineadas con los objetivos del inversor.