LA RENTABILIDAD Y EL RIESGO

 

El hecho de saber que una inversión generará "x" dinero anual, no resulta suficiente para determinar si dicha inversión es o no económicamente la mejor decisión, para ello debemos confrontarla con el capital necesario para producirla y comparar con las ganancias alternativas que pudiéramos generar con el mismo capital si lo invirtiéramos en otro activo durante el mismo periodo de tiempo. Lo importante es determinar la tasa de rentabilidad.


La comparación entre tasas de rentabilidad correspondientes a distintas alternativas de inversión que tenemos a nuestra disposición constituye el cálculo económico típico y habitual de todo inversionista. Pero no solo debemos cuantificar la tasa de ganancia esperada de una inversión. Y es que en general resulta aún menos intuitivo la medición de las pérdidas probables que una inversión puede producir.

La probabilidad de sufrir pérdidas en un período determinado debido a la inversión que hemos realizado, es lo que llamamos riesgo de la inversión, debemos poder responder a la pregunta: "¿Cuál es la máxima pérdida que podríamos esperar en un intervalo de tiempo dado y con una probabilidad determinada?".

Una estrategia de inversión A es mejor que otra B, si el riesgo es siempre menor o igual en A, pero la tasa de ganancia es al menos la misma.
A paridad de riesgo, las diferencias entre las rentabilidades volverán a una inversión mejor que otra. En cambio, a paridad de rentabilidades, la diferencia en el riesgo convertirá a una inversión superior a la otra.

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